Como ya observamos en la entrada anterior el cuento de Martín Kohan "Muero contento" toma un episodio histórico y escribe un relato donde el discurso literario juega con el histórico para ofrecernos una nueva mirada, una nueva interpretación, y nos invita a reflexionar sobre nuestros héroes, la muerte y también nuestra historia. A continuación les dejo un texto que contribuye a analizar el texto que venimos trabajando.
Encuadre histórico
Los ideales de libertad, igualdad y fraternidad gestados por los pensadores franceses y emblemas de su revolución se propagaron progresivamente en Hispanoamérica al iniciarse el siglo XIX. Las nuevas ideas y luego las luchas por la independencia forjaron la solidaridad y unión de una proporción significativa de la población (criollos, indígenas, mestizos, mulatos, negros africanos) ante un enemigo común, el despotismo ilustrado encarnado por la dinastía borbónica.
En el río
de la Plata,
hacia 1810, empezó a delinearse la revolución que se fue consolidando
con gran firmeza hasta lograr, tras intensos años de guerra, la emancipación
definitiva de España. En este proceso de sucesivos cambios, la incorporación de
José de San Martín a sus filas fue decisiva. Más aún cuando el poder ejecutivo
provisional de las Provincias Unidas a cargo del Primer triunvirato le propuso
el desafío de organizar el primer batallón de Granaderos a Caballo, donde se
educó una generación de héroes de la patria. Todos ellos, provenían de diversas
regiones del antiguo virreinato rioplatense,
y tenían como
meta alcanzar un futuro digno
para esos seres anónimos que integraban el pueblo americano.
El bautismo de fuego de este
regimiento contra los realistas, tuvo lugar un 3 de febrero de
1813 en las
proximidades del convento
franciscano de San Lorenzo, que se convirtió en el escenario y refugio de los patriotas
que participaron en el combate. Entre este grupo de granaderos se hallaba Juan
Bautista Cabral, un correntino nacido en
La Salada alrededor
de 1790. Existen dudas sobre su per tenencia étnica,
si era zambo, mestizo o negro esclavo al ser vicio del estanciero
Luis Cabral. Lo destacable fue su valor, demostrado durante el enfrentamiento, al
dar la vida
cuando su superior, el coronel San Martín, quedó
atrapado debajo de su
caballo. Los testimonios
de quienes se hallaron
junto a él
reiteraron que sus últimas
palabras fueron: “Muero contento, hemos
batido al enemigo”.
Por ese acto fue
merecedor de un
ascenso post mortem; y
cada vez que
San Martín pasaba lista
a sus soldados
pronunciaba su apellido, en tanto el sargento más antiguo contestaba:
“¡Muerto en el campo del honor, pero vivo en nuestros corazones!”. Por salvar
de las bayonetas realistas a San Martín, el gran estratega que liberó a nuestro
pueblo al igual que a Chile y Perú de la opresión borbónica.
LÍA CLAUDIA GARCÍA
Casilda, Santa Fe, 1958.
Licenciada y Doctora en Historia (Unr-UCA). Profesora y coordinadora de Departamentos
de investigaciones y Publicaciones en institutos de Formación Docente. Autora
de libros y artículos sobre historia americana, argentina y regional.
Texto extraído de http://planlectura.educ.ar/wp-content/uploads/2016/01/Colecci%C3%B3n-Narrativas-Historia-y-ficci%C3%B3n.pdf